La
historia es la siguiente: una comunidad de científicos llamada Elohim, con 25
mil años de tecnología más avanzada, crean una civilización en un planeta
llamado Tierra. Afirman haber enviado más de 40 profetas a lo largo de la
historia de la humanidad entre Jesuses, Budas, Mahomas y Moiseses. Algunos
creyentes dicen establecer comunicación telepática con estos extraterrestres
por lo que se dejan la barba y pelo largo pues actúa como antena transmisora.
Por eso Sansón perdió su fuerza cuando le cortaron el pelo, se cayó la señal,
dicen.
Aseveran
que el diluvio fue obra de los Elohim para limpiar la tierra de la maldad, y
que entre paréntesis, el arca de Noé, no era un barco sino una nave espacial.
Afirman que Michel Jackson, la madre teresa de Calcuta y Gandhi eran miembros
honorarios de esta civilización extraterrestre. Creen en la Geniocracia,
sociedad donde los hombres hacen el bien a la humanidad a través de sus aportes
desinteresados. Según ellos Leonardo Farkas es un Geniocrata. Albert Einstein
fue un Geniocrata.
Los
seguidores de esta secta religiosa solicitaron espacio en chile para ubicar una
embajada extraterrestre. La presidenta Bachelet los derivó con la Oficina
Nacional de Asuntos Religiosos. Los Elohim adoran el agua, por lo que la
embajada fue pedida encarecidamente por los extreterrestres con una piscina.
Su
visión de la vida se basa en una ideología llamada “Paraísmo”, que es una
versión del comunismo pero sin proletariado. Los Elohim creen en la diversidad
sexual y en la poligamia. En la abolición del dinero pero su principal argumento
para plantar su maquinaria religiosa en Chile, es el turismo mesiánico.
Si
tan solo pudiésemos comprobar la existencia de los Elohim. Ante esta
posibilidad, la mujer entrevistada responde categórica: “hay demasiadas ondas en las curvas y demasiadas curvas en las ondas”.
Un simulacro de explicación científica que, más bien, parece una intervención
de Stefan Kramer.
El
relato anterior, que pudo haber sido escrito por Julio Verne, Isaac Asimov o
Sir Arthur Clarke es una nueva religión que llegó a Chile la semana recién
pasada. Ni siquiera el escritor más prolífico y paranoide de ciencia ficción,
Phillip K. Dick pudo convencer a tanta gente con sus alucinaciones textuales.
Esta religión tiene alrededor de 80 mil seguidores en el mundo en la
actualidad.
The
Clinic publicó la entrevista a una de sus seguidoras chilenas, Antonieta
Muller, quien habló en extenso sobre el origen y fundamentos de esta religión
la semana pasada.
El
tema es que su último mesías, el profeta Rael, frustrado periodista del
automovilismo francés, vaticina que los Elohim volverán a la tierra el año
2035. Antes de eso necesitan una embajada en algún país del mundo. La primera
opción es Israel, pueblo que -si es que vale de algo mencionarlo- tiene sangre
extraterrestre, según las escrituras de esta secta.
Lo
importante es poner atención a quienes ponen los ojos en
Chile. Los cienciologistas, de la mano de Alberto Plaza o los creyentes en el
profeta Rael fueron cortados con la misma tijera. Son grupos que buscan un
nicho donde asentar sus empresas de tráfico de ideas y prostitución de la fe.
Las condiciones materiales y morales de nuestro país son tierra fértil para
cualquier embaucador que hable de corrido y tenga una tribuna medianamente
llamativa. Chile busca líderes, jefes, dictadores de conducta. Tomemos de una
vez por todas, el control de nuestras vidas ¡!por Dios!! (o por Mahoma, o por
Rael).