jueves, 3 de diciembre de 2015

A propósito de la teletón

Durante la teletón se publica un video. El video es de corte intelectual. De la peor academia de todas. Una ponencia sobre la violencia en tiempos de de-ca-de-cia. Video candente que exhala olor a sexo en las cárceles o algo así. Reggaetonero de tomo y lomo, fileteando la carne sobre el camarote. Amenazando a Dios y provocando al camarógrafo, un hijo de vecino, una narrador heterodogmático-intransigente, un hijo de vecino, un ex alumno.
Esta última suposición, totalmente arbitraria en cuanto a la ubicación del muchacho, es legítima desde la hermandad simbólica. Semanas atrás caído preso, el sujeto al que denominaremos Nicanor Porro, luce ansias similares por el tema audiovisual desde adentro. Un ciber-café atendido por gendarmes.
O quizás la cárceles en Chile son el reality show de los pobres, el sitio donde los limitados sociales han puesto sus ojos y desean verse desdoblados: masticando los últimos resabios de su ignoracia, televidentes del lego social que se arma y se desarma o simplemente aceptando la vergüenza de su desprolijidad criminal. A propósito de la Teletón.


lunes, 21 de septiembre de 2015

EPOPEYA DE LAS COMIDAS Y BEBIDAS DE SEPTIEMBRE

 Entre los restos desafortunados de la chilenidad y golpes duros, entre peleas callejeras y quiebres del estado de derecho, una luz en el horizonte: un suicidio ejemplar, un monumento al desconcierto y a la decepción.
Monje, fakir y guerrero, un duelista de extirpe. Bonvallet siempre quiso dirigir la selección nacional pero terminó revolucionando el comentario deportivo. Quiso ser campeón del mundo pero terminó como emblema nacional un 18 de septiembre. Venció al cáncer pero sucumbió ante una profunda depresión. Me gustaría pensar a Bonvallet desde la galería, lanzando fuegos artificiales en la pantalla chica, reduciendo el mundo a una pizarra, acuñando frases para la posteridad. Uno de los mejores monologuistas de la televisión chilena, sin duda. Eso era. Su vida personal, no me interesa en lo más mínimo. Lo mismo sucede con el judío de Sábados Gigantes, quien a pesar de todos sus peros no puede ser ignorado sobre el escenario.




Entonces, la síntesis del día del comunicador radial sería: el suicidio de Bonvallet y el final de Sábados gigantes. Más hitos para septiembre, como trofeos, como medallas de vino tinto. Y mientras tanto la bandera chilena como mordaza, y mientras tanto la chicha fresca hecha con el sudor de los trabajadores de esta manoseada patria. Pútridas las fiestas que le quitan la presión al ambiente, pérfido el enaltecimiento de los milicos cuadrándose con el olvido. Amnistía internacional fija el número de víctimas de la dictadura entre 5.000 y 30.000. Podrían ser ciudades enteras asesinadas, comunidades pequeñas torturadas y padres y madres y hermanos e hijos desaparecidos. Y seguimos rumiando los derechos humanos, y obviamos los derechos del delincuente y nos erizamos con el aborto, cuando ella no quiere vomitar un crío por la vagina. Las alamedas cruzadas por el hombre libre, libremercadista. Los pacos exhibiendo el guanaco en las fondas, como actividad recreativa. Terremoto en el norte y réplicas en fondas sin fondo, refundando Chile entre realidad y ficción, entre recuerdos alcoholizados de un fin de semana confuso: una porteña que me alega, se embriaga y beso en los albores de una fiesta rancia, la inauguración de una pub llolleíno y un recambio generacional, supermercados aprisionando a clientes en la zona de catástrofe y un dipsómano adinerado que me mosquea y cae al suelo reducido por jugoso, por justicia, por el gusto de golpear a un patriota en septiembre.
Hoy comienza la primavera y la tasa de suicidios aumenta. Ojalá que muchos comunicadores sigan el ejemplo de Bonvallet. En los medios, claro está.


lunes, 13 de julio de 2015

EL NESCAFÉ DE LAS ARTES DEL PELUQUIN

La pregunta es por qué son malas las malas palabras,
 ¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?,
¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar?
Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente.
No sé quién las define como malas palabras.
Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?

Roberto Fontanarrosa – Las malas palabras (2004)

La oralidad en el contexto americano es un vehículo expedito hacia las raíces ocultas. Sus variadas formas permiten reconstruir nuestras tradiciones originarias aplastadas por el colono y la tradición hablada que se niega y reniega la sistematización. La hegemonía de la cultura escrita y sus límites formales no dan verdadero sentido del significado e impacto de la cultura hablada, pues la oralidad implica una participación activa y vivencia del acto comunicativo. Construir el lenguaje desde abajo, desde la cultura amerindia o grupos sociales marginados, se postula como un enfrentamiento interesante, una disputa política por el imaginario.
La censura protocolar a la que fui sometido en el teatro Nescafé de las artes me hizo entrar por la ventana. Un guardia calvo, el pacobinero del protocolo, impidió que me sentara a las afueras del teatro aduciendo normas de formalidad y buenas costumbres. Supiera cómo me manejo con los cubiertos en la mesa y que hasta el condón me lo pongo con corbata. Providencia y su pretensión artística neoclásica versus un provinciano cansado de viajar por la urbe. Sin embargo, este choque cultural era exactamente uno de los objetivos del evento.
El encuentro “Palabra Hablada”, en su decimotercera edición, propuso la conjugación de distintas disciplinas en el ejercicio de la voz a capella. Un recital lírico inédito que rescató artistas importantes, registros marginales y un visión de crítica frente al estado de la cosas. Una propuesta que se plantea como opción al concepto refinoso de “gusto estético” y su miopía pechugona. Más de alguna asistente horrorizada puede dar testimonio de ello.



         En primer lugar apareció Karen Wenvul, quien a través de la invocación y el canto espiritual abrió el encuentro cantando a nuestros ancestros. Una conexión necesaria que dio el piso a una ceremonia que debía alejarse del encasillamiento, en los límites de lo folclórico. Consecutivamente, salieron a escena dos trovadores que hicieron uso de su gran habilidad de elaboración de décimas. Cecilia Astorga y Rodrigo Núñez, con copa de vino incluida, demostraron que la improvisación es una herramienta inalienable del arte oral y que, a pesar de que cada pie forzado no fuese idóneo, el oficio y la creatividad del payador marcan la diferencia.
De ahí en más, el encuentro prosiguió con algunas caras más vistosas. Tata Barahona demostró su cuantía a voz desnuda, en un homenaje al archifonema, al habla del pequeño comerciante, al balbuceo y a la interjección dionisíaca. Portavoz no estuvo a la altura del evento. Las razones, al parecer domésticas, demostraron su indiferencia con la puesta en escena y con el concepto. El prejuicio con la locación, el palo de la entrada y estereotipo del asistente promedio de Provi, no justifican el olvido de canciones y la métrica dubitativa que marcaron su presentación.
A esas alturas, solo quedaba esperar el plato fuerte de la noche: el último humorista del festival de Viña. Hubiese sido interesante la interacción con mi acompañante de asiento. Una señora de unos cincuenta años, pelo corto y de baja estatura. Quisiera haberle planteado un tema de conversación: ¿Qué es la popularidad? Nombre 3  artistas populares. Defina en breves palabras una canción popular. Cantidad de “me gusta”. ¿Cuánta gente vive en su casa? Adorno afirma en Televisión y cultura de masas (1954) que la división entre arte "melenudo" y arte "de pelo corto" es producto de una prolongada evolución histórica. Esa evolución histórica, advierte, no es más que otra clasificación realizada por el mismo comercio. Desde ahí entendemos que “Palabra hablada” contribuyó a romper esa taxonomía nefasta del arte por la de valoración misma de la experiencia estética. Los exponentes del canto sagrado, la paya, la comedia, la poesía, el rap y la trova parecen ser artistas que rebasan el envase de las categorías propuestas por el mercado.
Fue el poeta Yeko Aguilera quien quebró finalmente el ambiente y guardó bajo la alfombra roja todo tipo de solemnidad. Las caras de asco y distinción del asistente promedio a dicho teatro se transformaron en risa o por el contrario, en completa indiferencia. La arremetida retórica del chantipoeta demostró que los elementos suprasegmentales y la performance son un requisito importante para el arte literario actual, una oportunidad única de saltar de la página al mundo, más allá de la racionalización, ofertas o críticos flemáticos del arte. Una presentación breve pero contundente en la que espetó textos nuevos y otros pertenecientes a Destilado de mariposa del año 2009.
Finalmente, el encargado de cerrar el show, León Murillo, salió a escena demostrando por qué es el comediante under más exitoso en la actualidad. Su agudeza y chispa, siguen intactas a pesar de las prostituciones mediáticas y la normalización de su figura televisiva. Un evento prometedor, lúcido por parte del organizador, Giorgio Vargas, quien se encargó de desmitificar ese subdesarrollo artístico y precariedad que se le atribuye al arte oral. Ya no se trata de entender o no entender, sino de intuir, de falsear, de travestir el arte para alejarlo de sí mismo. De escribir sobre las posibilidades y no sobre límites.
Es de esperar que las próximas versiones de este encuentro conquisten lugares más apartados, otros nichos, otras regiones que den visibilidad al arte nuevo, en detrimento de los circuitos artísticos “de verdad”, esa manga de babosos, repletos de estructuras y espejos, artistos logocéntricos sin plaza, sin esquina y sin calle.
         

lunes, 18 de mayo de 2015

"Aterrizaje forzoso" (Editorial ONAR, 2015)

La historia es la siguiente: una comunidad de científicos llamada Elohim, con 25 mil años de tecnología más avanzada, crean una civilización en un planeta llamado Tierra. Afirman haber enviado más de 40 profetas a lo largo de la historia de la humanidad entre Jesuses, Budas, Mahomas y Moiseses. Algunos creyentes dicen establecer comunicación telepática con estos extraterrestres por lo que se dejan la barba y pelo largo pues actúa como antena transmisora. Por eso Sansón perdió su fuerza cuando le cortaron el pelo, se cayó la señal, dicen.
Aseveran que el diluvio fue obra de los Elohim para limpiar la tierra de la maldad, y que entre paréntesis, el arca de Noé, no era un barco sino una nave espacial. Afirman que Michel Jackson, la madre teresa de Calcuta y Gandhi eran miembros honorarios de esta civilización extraterrestre. Creen en la Geniocracia, sociedad donde los hombres hacen el bien a la humanidad a través de sus aportes desinteresados. Según ellos Leonardo Farkas es un Geniocrata. Albert Einstein fue un Geniocrata.
Los seguidores de esta secta religiosa solicitaron espacio en chile para ubicar una embajada extraterrestre. La presidenta Bachelet los derivó con la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos. Los Elohim adoran el agua, por lo que la embajada fue pedida encarecidamente por los extreterrestres con una piscina.
Su visión de la vida se basa en una ideología llamada “Paraísmo”, que es una versión del comunismo pero sin proletariado. Los Elohim creen en la diversidad sexual y en la poligamia. En la abolición del dinero pero su principal argumento para plantar su maquinaria religiosa en Chile, es el turismo mesiánico.
Si tan solo pudiésemos comprobar la existencia de los Elohim. Ante esta posibilidad, la mujer entrevistada responde categórica: “hay demasiadas ondas en las curvas y demasiadas curvas en las ondas”. Un simulacro de explicación científica que, más bien, parece una intervención de Stefan Kramer.
El relato anterior, que pudo haber sido escrito por Julio Verne, Isaac Asimov o Sir Arthur Clarke es una nueva religión que llegó a Chile la semana recién pasada. Ni siquiera el escritor más prolífico y paranoide de ciencia ficción, Phillip K. Dick pudo convencer a tanta gente con sus alucinaciones textuales. Esta religión tiene alrededor de 80 mil seguidores en el mundo en la actualidad.







The Clinic publicó la entrevista a una de sus seguidoras chilenas, Antonieta Muller, quien habló en extenso sobre el origen y fundamentos de esta religión la semana pasada.
El tema es que su último mesías, el profeta Rael, frustrado periodista del automovilismo francés, vaticina que los Elohim volverán a la tierra el año 2035. Antes de eso necesitan una embajada en algún país del mundo. La primera opción es Israel, pueblo que -si es que vale de algo mencionarlo- tiene sangre extraterrestre, según las escrituras de esta secta.

Lo importante es poner atención a quienes ponen los ojos en Chile. Los cienciologistas, de la mano de Alberto Plaza o los creyentes en el profeta Rael fueron cortados con la misma tijera. Son grupos que buscan un nicho donde asentar sus empresas de tráfico de ideas y prostitución de la fe. Las condiciones materiales y morales de nuestro país son tierra fértil para cualquier embaucador que hable de corrido y tenga una tribuna medianamente llamativa. Chile busca líderes, jefes, dictadores de conducta. Tomemos de una vez por todas, el control de nuestras vidas ¡!por Dios!! (o por Mahoma, o por Rael).

lunes, 20 de abril de 2015

Afirmarte que vienen los populistas

         La avalancha de información esta semana nos tiene confundidos. La ciudadanía se viste de primate e interpreta a un salvaje personaje colectivo disparando opiniones al azar: “Que se vayan todos”, “que no eran blancas palomas”, “que ya estamos hartos” se oye por las calles cada vez más oscuras de las redes sociales. La fogata moderna tiene cable pero incluso así no existe diversidad. La homogenización del discurso del ciudadano medio le quita el filo crítico a un reclamo totalmente justificado mas no por eso, bien ejecutado. Entendámonos, luego de una crítica lúcida viene irremediablemente una actitud propositiva. ¿Cuánto está dispuesto ud. a dejar para que las cosas cambien? ¿Cuántas horas de sueño está dispuesta ud. a sacrificar por ir en busca del amanecer?

Ojo con el populismo, cuidado con los mesías del capital que ya se aproximan caminando lentamente sobre las aguas. Ojo que don Francisco está sin pega, cuidado que Farkas está cada vez más generoso. Basta de repeticiones vacuas, no repliquemos ni la monserga hacia el político si es que vamos a seguir votando, ni el llanto del desprivilegiado si es que seguimos pensando que en el fondo es flojera. Mirémonos al espejo y encarémonos, tal y como nos indicó Roberto Artl: ¿Soy sincero conmigo mismo? Si el corazón dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. (…) Un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.

Apuntemos a la pluralidad de una organización civil basada en nuestro territorio, superando el prejuicio y el miedo por el otro. Extirpemos la tendencia a la generalización: la guerra contra todos finalmente es una guerra contra nadie. Pongámosle nombre al monigote, apellido al mentiroso. Seamos explícitos en lo general y sugerentes en lo individual. Que el represor de bajo rango, aquel que descarga corriente contra un joven empapado tenga su castigo, que el especulador de ideas y capitales sea silenciado, que el hijo de mami suelte la teta de una vez por todas.











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