“¿Entonces qué es una escritura de
calidad? Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro,
saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio:
a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere,
y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que
la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos.
La literatura, como diría una folclórica andaluza, es un peligro.”
saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio:
a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere,
y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que
la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos.
La literatura, como diría una folclórica andaluza, es un peligro.”
Roberto
Bolaño –Discurso de Caracas
“Lo mi es punto y aparte
tírame pa' lante
calle, pero elegante”
tírame pa' lante
calle, pero elegante”
Tego
Calderón – Punto y Aparte
“El
poeta considera al mentiroso su hermano de sangre, a quien le quitó la leche
que le estaba destinada;
por eso el mentiroso no ha pasado de ser un miserable y ni siquiera ha llegado a tener la conciencia tranquila.”
por eso el mentiroso no ha pasado de ser un miserable y ni siquiera ha llegado a tener la conciencia tranquila.”
Friedrich Nietzsche – La Gaya Ciencia
Losotros
los del mural las hemoh hecho toas: reconciliado los opuestos, contrastado los
similares, de arriba hacia abajo, de izquierda a derecha. Hemos trabajado con
el Bosón de Higgs, con el botón rojo, con el pezón a nuestro antojo. Superamos
el miedo a las palabras rayando la calle y acribillamos a más de algún poeta
amariconado en esta pared (de retórica maraca y no de orientación maracosa, pa
no sonar discriminador con esos invertidos asquerosos). Con el tiempo, esta
trinchera, que lleva más de 15 años funcionando, que sobrevivió a la
remodelación uplaniana, que soportó atentados, que sufrió el robo de merca, que
sobrellevó los hongos de una sopaipilla artística y que aguantó el olor a axila
de sus colaboradores; se erige como un espacio de disidencia literaria y
promoción de la duda estética. Por ahí va la mano, así de claro, así de simple.
No
hay libro que no sirva por lo menos para hacer una fogata. He ahí la función de
la literatura, no solo su voluntad de ignición sino su naturaleza performativa,
de palabras como acciones: la reconstrucción de utopías quebradas por
hecatombes económicos, la construcción de nuevas estéticas que corroan
estéticas-estáticas, estíticas de cacademia, atestadas de líquido seminal de
tanto chupar pico y lamer escrotos-escrotores, de tanta palabra de buena
crianza, de tanta defensa corporativa entre tecladistas de pieza oscura.
Hay
que leer hasta que duela y reivindicar ese Premio Nobel de Lectura al
que Nicanor Parra canta, no ya como el paradigma del nuevo poeta, sino como
símbolo del nuevo lector, el lector ideal aquel que lee todo
lo que cae en sus manos y se guarda en el bolsillo la solemnidad y actitudes
flemáticas que hacen del escritor un sujeto oscuro, de condición burguesa y de
elegancia forzada por aquella imbecilidad del “buen gusto”. Hemos de proponer a
Lira por Neruda, a Mellado por Ampuero, a Álvaro Bisama por Camilo Marks.
Liberemos al crespúsculo, discontinuemos la paja, abandonemos los sombreros de
copas, el cigarrillo argentinizador, el tonillo ampuloso, el jitanjaforismo de
loca francesa. Salgamos a la cancha en shores cortos, visitemos la plaza pública
en tiempos de mall, descubramos el barrio actual, la población callampa a falta
de ficciones. Registremos la casa imaginaria de Manuel Rojas, recorramos chile
junto a la lengua Rokheana. Vámonos de tour. Visitemos Gringolandia junto David
Foster Wallace y que Phillip K. Dick sea nuestro guía turístico. Juguemos
ajedrez junto a Raymond Queneau y tentemos a la suerte en algún bar junto a
Rodolfo Fogwill. Mensajeémonos con Osvaldo Lamborghini y acordemos alguna cita
con Jorge Ibargüengoitia. Finalmente busquemos a Rolando Cárdenas en algún
sucucho quitado de bulla y sentémonos a conversar. ¿Qué no es, sino una
conversación amistosa y honesta, la mejor parte de la literatura? Que Juan Emar
nos hable del campo. Que Juan Rulfo nos hable de la ciudad. Que Jorge Tellier
nos hable de la urbe. Y no olvidemos a los muertos en acción, a los más
tímidos, a los que se han perdido en la prostitución del mercado, a los que por
una u otra razón, han querido permanecer en el anonimato pero han sido pilares
subterráneos de toda una generación
Lectores
desabridos, tetones sumidos en el comic, metaleros AllanPoellentos, miopes con
hábito, monjas literarias, punkis analfabetos, habitantes del best seller,
predicadores del diario comunal, poetas de estética reggaetonera, raperos con
roperos de palabras, cortacocos ultraistas, feminazis jugando a ser su
escritora favorita sin ropa, espinilludos con páginas pegadas, mariconzuelos
rubendariístas, travesaños sadistas-traviesos, lumperío ilustrado, funcis de
literatura oral, profesores con memoria activa, wachitas ricas de biblioteca y
modelitos que seguirán confundiendo a Bolaño con Chespirito…
BIENVENIDOS
A LA UNIVERSIDAD DE PLAYA ANCHA!
BIENVENIDOS
A LA BIBLIOTECA BIZARRA!